7 de mayo de 2012

Flores por San Jordi


Este año 2012 ha sido el primer año que he hecho algo literario por San Jorge. Más particularmente el lunes 23 fui al instituto de Beniaján (Murcia) para dar una charla sobre mi trabajo como escritora y motivar a los alumnos a la lectura. El 25 realicé también actividades en Cieza (Murcia) pero fue solo el lunes cuando, como bien manda la tradición de San Jordi, me regalaron rosas rojas. La verdad es que celebrar el día del libro con rosas rojas y haciendo actividades literarias me hizo muchísima ilusión y quería compartir la experiencia con vosotros, pues lo de ir a darles charlas a chicos de 13, 14 y 17 años no era algo que me hiciera tener, precisamente, dulces sueños, aunque ahora que me he enfrentado a ello he de decir que no había nada que temer y que es una experiencia bastante enriquecedora tanto para el autor como para los alumnos (o eso quiero pensar, jeje).



Antes de dar la primera charla a alumnos de primero de bachillerato andaba algo perdida sobre lo que tenía que decir y lo que podría interesarles a unos chicos y chicas que quizá ni les importara un pimiento la literatura. No obstante, hablando con la orientadora del centro (y nunca mejor lo de orientadora, jaja) decidí hablar de lo importante que es el esfuerzo para llegar a lo que se desea, de por qué es importante estudiar nuestra propia lengua, de que en la vida gran parte de lo que se consigue se logra estando en el lugar adecuado en el momento adecuado pero que hemos de esperar esa oportunidad estando muy bien preparados y listos para dar lo mejor de nosotros, de por qué la literatura juvenil no se debe despreciar... 



Y sí, me escuchaban. Sería ingenuo decir que todos lo hacían y que a todos les llegó, pero la acogida y el interés de gran parte de los alumnos fue sinceramente sorprendente, especialmente estando acostumbrada a que los chicos de por aquí me pregunten por qué leo (si, el típico “¿y tú para qué lees, es que tienes que hacer un resumen?”). El interés que mostró gran parte del alumnado tanto en Beniaján como en Cieza me hizo volver a sentir esperanza por la juventud que viene detrás de mí (llamadme exagerada si queréis, jaja).

¡Feliz día del libro con retraso!  

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